Luego de varios años los vecinos del sector 7 – Grupo 2, lograron concretar la instalación de alarmas vecinales. En la lucha diaria contra la inseguridad, son los propios ciudadanos los que se arman para no ser vencidos en sus propias calles.
Ante ello, mucho de los vecinos, a través de sus juntas vecinales y directivas, vienen elaborando sus propias herramientas para frenar la inseguridad. Es así que, como en muchos lugares de Villa El Salvador, las personas terminan financiando proyectos que bien podrían ser pagados por los gobiernos locales.
Sin embargo, en el sector 7 no esperan la iniciativa política y bajo la propuesta de la directiva que conforma Adrian Rimasca, un joven que no pasa las dos décadas, pero que cuenta con la fortaleza propia de un experimentado caudillo; por fin podrán tener las alarmas vecinales —que si bien no son las modernísimas cámaras de videovigilancia, tantas veces prometidas en Villa El Salvador, pero cumplen una función de disuasión—.
LA IMPORTANCIA DE LA INICIATIVA CIUDADANA
Rocio Paz, sostiene que es esencial el trabajo articulado entre la comunidad y las autoridades para lograr metas concretas.
«Felicito la iniciativa de trabajar de manera articulada entre la comunidad y las autoridades, lo cual es básico para luchar contra la inseguridad ciudadana. La única manera de contrarrestar este flagelo (delincuencia), es recuperando nuestros espacios públicos, nuestros parques, que actualmente son usados por personas de mal vivir», reflexiona la regidora de la Municipalidad de Villa El Salvador.
EL «SÉPTIMO», ZONA ROJA DEL DISTRITO
Según las autoridades policiales, esta zona de Villa El Salvador es considerada «zona roja», por lo que la instalación de las alarmas vecinales son de gran ayuda para detectar individuos o acciones sospechosas.
30 AÑOS Y EL SUEÑO DE UN ÁREA DIGNA QUE NO SE CUMPLE
El séptimo sector tiene casi el mismo tiempo de creación que Villa El Salvador, sin embargo, hasta el momento, gran parte del área no cuenta con pistas y mucho menos con una zona de esparcimiento, en la cual se pudiera disfrutar tranquilamente — si es que no existiera el panorama actual de pandemia—. Y, a esto habría que añadirle los problemas de inseguridad ciudadana que casi a diario se presentan en la zona.
La arena y polvo podrían dar paso a las áreas verdes, esto claro, si se logra aprobar un perfil de proyecto presentado por la actual directiva del sector.
