Un nuevo movimiento telúrico ha ocurrido en el Perú, pero no precisamente el fenómeno natural sino uno de magnitudes políticas. Esto se debe a la reciente renuncia entre lágrimas de Maria del Carmen Alva al partido Acción Popular, pero no a la militancia, por la decisión de su exbancada, al nombrar a Darwin Espinoza como el vocero principal de la facción política. Pero la parlamentaria no se dió de baja sola, ya que recibió el acto solidario de siete leales compañeros, que la siguieron.
Se recuerda que el partido de Acción Popular se fundó el 7 de julio de 1956 por el fallecido Fernando Belaúnde Terry. Hoy en día, el político no reconocería la facción que creó, al estar implicada en diferentes acontecimientos cuestionables. Uno de los más sonados es el Caso “Los Niños”, donde los parlamentarios presuntamente habrían apoyado la gestión del expresidente Pedro Castillo.
Entre las declaraciones del nuevo vocero de Acción Popular, Darwin Espinoza, mencionó orgulloso que de los quince congresistas de la bancada, catorce están investigados, a excepción de Maria Del Carmen Alva. Igualmente, señaló que todos los legisladores están actos para afrontar el cargo en mención al margen de las investigaciones. Ante lo expresado, no es posible no tener conciencia de la situación política que atraviesa el país y en lo declarado por la ciudadanía; los congresistas hacen lo que quieren.
Por otro lado, los partidos políticos históricos están pasando a un segundo plano, el caso del Partido Popular Cristiano (PPC), también es el caso de Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) y ahora al parecer es el turno de Acción Popular. De este modo, se llega a la síntesis de la problemática de nuestro país, la corrupción. Se necesita una renovación con jóvenes que intervengan en la política del distrito y del país en general, ya que el Perú requiere urgentemente, nuevos partidos políticos con gente decente, proba y con la capacidad de gestión, que represente lo diverso y lo multicultural.
