Una de las propuestas a la que apelan los partidos políticos en tiempos de turbulencia política, es el cambio de nuestra Carta Magna.
Un cambio de Constitución, en teoría, deberá pasar por el Congreso, una institución cuestionada porque sus representantes están inmersos en casos de corrupción. Ergo, el proyecto constituyente no es la solución a nuestros problemas. Convocar a una Asamblea Constituyente implica que el Congreso, primero, apruebe una reforma constitucional y, segundo, que esta sea ratificada con 87 votos en el Pleno o vía referéndum. Así lo explicó el periodista político Diego Quispe.
El problema es que este Congreso no da garantías para modificar la Carta Magna, por las denuncias que pesan contra sus integrantes. Por lo cual, el especialista menciona que una nueva Constitución no es la salida a la crisis que atraviesa el país, y tampoco es un camino que nos garantice mejoras. “Un Congreso donde sus integrantes son sindicados de pertenecer a agrupaciones ilícitas, no es idóneo, no es moralmente correcto, que discuta el cambio de la Constitución”, explicó.
En ese sentido, señala que “ninguna persona que pide cambiar la Constitución ha precisado qué quiere cambiar. Eso se debe a que estamos atravesando una involución del nivel intelectual de nuestros representantes”.
Fuente: Lima Conecta
