La decisión de los congresistas peruanos de realizar viajes al extranjero ha sido motivo de discusión y debate en los últimos meses. Si bien es cierto que la participación en eventos internacionales es una parte importante de la diplomacia parlamentaria, la frecuencia y el propósito de estos viajes merecen una revisión crítica.
En esta oportunidad, la Mesa Directiva del Congreso de la República, liderada por Alejandro Soto, aprobó un nuevo viaje al extranjero para cinco parlamentarios peruanos. La invitación, extendida por la Asamblea Nacional de Angola, es para que estos legisladores asistan a las actividades oficiales de la 147 Asamblea de la Unión Interparlamentaria (UIP), que se llevará a cabo en Luanda, Angola, del 22 al 27 de octubre de 2023. A primera instancia, esto podría considerarse como un ejercicio legítimo de la diplomacia parlamentaria y una oportunidad para representar los intereses del país en el ámbito internacional.
Sin embargo, las críticas no se hicieron esperar. Algunos de los parlamentarios que originalmente se habían comprometido a asistir al evento en Angola, incluida la ex titular del Parlamento, María del Carmen Alva, anunciaron posteriormente que habían desistido de hacerlo. Esto plantea la pregunta sobre la coherencia y la seriedad de los legisladores en cuanto a su participación en eventos internacionales. ¿Cuál es la razón detrás de estos cambios de decisión? ¿Se están tomando en serio sus responsabilidades como representantes electos?
Es importante que los congresistas equilibren su participación en eventos internacionales con su labor en el Congreso y con las expectativas de los ciudadanos que los eligieron. Los viajes al extranjero no deben ser un lujo, sino una herramienta para fortalecer la posición del Perú en la comunidad internacional y promover sus intereses. Los representantes electos tienen la responsabilidad de demostrar que están dispuestos a cumplir con su deber, tanto en casa como en el extranjero.
