La suspensión de la huelga nacional del Sutep marca un importante punto en la lucha de los docentes peruanos por mejores condiciones laborales. Luego de intensas jornadas de protestas en diversas regiones, el sindicato decidió dar una tregua tras llegar a un acuerdo con el Ministerio de Educación. Este avance, aunque significativo, es solo un paso en un proceso que aún no ha culminado, ya que los docentes han fijado un plazo hasta el 30 de noviembre para que el gobierno cumpla con los compromisos asumidos.
Entre los acuerdos alcanzados, destaca el incremento salarial, bonos y mejoras en la asignación de vacantes para los hijos de los docentes en programas de becas, medidas que, si bien alivian parte de las demandas del magisterio, aún son insuficientes para resolver los problemas estructurales del sistema educativo. El compromiso de destinar el 5.1% del PBI a Educación para el 2025 es una señal positiva, pero la sostenibilidad y ejecución efectiva de esta promesa será clave para satisfacer las expectativas de los maestros y auxiliares.
A pesar de los avances logrados, el Sutep ha dejado claro que mantendrán la vigilancia sobre el cumplimiento de estos compromisos. De no cumplirse las exigencias, una nueva huelga podría retomarse, esta vez con el respaldo de otras organizaciones gremiales. Este escenario refleja la profunda desconfianza del magisterio hacia el Gobierno, un problema recurrente que afecta no solo a los maestros, sino también a la calidad educativa y a miles de estudiantes que ven interrumpidas sus clases.
Finalmente, el Sutep ha resaltado la necesidad de atender otras demandas, como el proyecto de ley para mejorar las pensiones de los cesantes y jubilados, y ha instado al Congreso a presionar al Ejecutivo para cumplir con la Ley 31923. Estas demandas, si no son abordadas de manera oportuna, podrían derivar en una nueva ola de protestas, lo que subraya la urgencia de soluciones integrales y el diálogo efectivo entre el gobierno y los docentes.
