La conferencia de prensa de la presidenta Dina Boluarte realizada ayer lunes 8 de julio ha dejado en claro que no tiene intenciones de adelantar las elecciones, a pesar del alto nivel de desaprobación que enfrenta su gobierno. El 90% de la ciudadanía no respalda su gestión, según encuestas recientes, y las investigaciones del Ministerio Público añaden presión a su mandato. Sin embargo, Boluarte se mantiene firme en su decisión de seguir gobernando hasta 2026, lo cual podría agravar el descontento popular y la inestabilidad política.
En medio de este panorama, la presidenta ha intentado desviar la atención hacia su reciente visita a China, destacando la ampliación de los tratados de libre comercio. No obstante, evitó profundizar en las medidas que su gobierno adoptará para prevenir la corrupción en contratos con el país asiático. Su enfoque en los logros comerciales parece insuficiente para mitigar las preocupaciones sobre la falta de transparencia y la corrupción, temas que siguen siendo prioritarios para la población peruana.
La negativa de Boluarte a discutir sobre posibles ausencias por motivos de salud también ha suscitado críticas. Su respuesta evasiva y la minimización de las preguntas de los periodistas no han hecho más que aumentar la especulación sobre su capacidad para gobernar en medio de las dificultades actuales. La mandataria necesita enfrentar estas interrogantes con mayor claridad y transparencia si desea recuperar la confianza de los ciudadanos.
Por último, el saludo público a Wilfredo Oscorima, en medio de las investigaciones de la Fiscalía, añade un elemento más de controversia. Los vínculos entre Boluarte y Oscorima son vistos con recelo por muchos, y este gesto podría interpretarse como un intento de normalizar relaciones cuestionables. En resumen, la conferencia de prensa ha dejado más dudas que certezas sobre el rumbo del gobierno de Dina Boluarte y su capacidad para enfrentar los desafíos que se avecinan.
