El Día de Muertos se celebra en México de forma alegre, a pesar de ser un tema morboso. Por ello, la Unesco ha declarado la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, a parte por ser una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del país latinoamericano.
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México pueden ser trazados hasta la época de los indígenas de Mesoamérica, tales son los Aztecas, Mayas, Purépechas, Nahuas y Totonacas. Se han realizado los rituales por estas civilizaciones por lo menos los últimos 3000 años, celebrando las vidas de los ancestros, así como de los niños fallecidos, durante el noveno mes del calendario solar mexica.
Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, llegaron sus propias celebraciones cristianas y europeas a América, en las que se recordaban a los muertos en el Día de Todos los Santos. Cuando comenzaron a convertir a los nativos al cristianismo, surgió una fusión que mezcló las tradiciones europeas y prehispánicas en el Día de Muertos.
En la actualidad se festeja con mucha alegría principalmente en el sur y el centro del país con grandes ofrendas dedicadas a los parientes fallecidos y reuniones en los cementerios con toda la familia, en las que se espera con comida, música y bebidas a las almas de los muertos para compartir una noche con ellos.
Según las creencias, el 2 de noviembre llegan las almas de los muertos a la Tierra recorriendo un camino muy largo hasta llegar a sus respectivas tumbas, por lo que se les colocan sus bebidas y comidas favoritas en los altares. En el caso de que no se pueda visitar la tumba, también se elaboran detallados altares en las casas, donde se ponen las ofrendas, que pueden ser platillos de comida, el pan de muerto, vasos de agua, mezcal, tequila, pulque o atole, cigarros e incluso juguetes para las almas de los niños. Además se coloca en el centro del altar un retrato de la persona fallecida.
Para esta festividad se han creado simbolismos exclusivos:
- Las calaveras de dulce tienen escrito en la frente el nombre del difunto, y las consumen parientes o amigos.
- El pan de muerto es una representación de la eucaristía, y fue agregado por los evangelizadores españoles. Es un panecillo dulce que se hornea en diferentes figuras, desde simples formas redondas hasta cráneos, adornado con formas de huesos hechas con el mismo pan. A los panes se les espolvorea azúcar y se elaboran con anís.
- Durante el período del 1 al 2 de noviembre las familias suelen limpiar y decorar las tumbas con coloridas coronas de flores de rosas y girasoles, entre otras, pero principalmente de cempasúchitl, unas flores de color anaranjado que son nativas de México. Se cree que estas flores atraen y guían las almas de los muertos.
Es importante saber que en México se percibe a la muerte de una manera muy peculiar. Los mexicanos utilizan la sátira para burlarse de ella, por lo que elaboran muchas calaveras vestidas con diferentes atuendos que muestran la presencia de la muerte en todo lo cotidiano.
La festividad es una de las más importantes del país. Todas las personas que tengan la oportunidad de vivirla, podrán apreciar la belleza y la felicidad que se transmite durante las celebraciones.
