DESAPROBADA HASTA EN EL EXTRANJERO

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La gestión de Dina Boluarte como presidenta del Perú ha alcanzado niveles alarmantes de desaprobación, tanto a nivel nacional como internacional. El diario estadounidense *The Intercept* ha publicado un informe que detalla las razones detrás de su creciente impopularidad, calificándola como una de las presidentas más impopulares del mundo. La administración de Boluarte se encuentra sumida en un caos de inseguridad, crimen y extorsión, que ha llevado a la capital y otras regiones del país a una situación crítica. Este colapso ha generado una unidad inusual entre los peruanos: el rechazo casi unánime a su liderazgo.

El artículo resalta las dificultades políticas que enfrenta Boluarte, gobernando con una coalición frágil que une a partidos ideológicamente diversos solo por conveniencia. Según la académica Jo-Marie Burt, la presidenta ha intentado proyectarse como una figura de izquierda, pero en realidad su administración está sostenida por intereses ajenos a cualquier ideología coherente. Esta situación genera una sensación de inestabilidad, donde los intereses privados prevalecen sobre las necesidades del país, lo que agrava el clima de desconfianza y frustración hacia el gobierno.

El silencio de Boluarte frente a los medios durante más de 100 días también ha sido objeto de crítica. Este prolongado período sin dar declaraciones ha sido percibido como un intento de evadir la rendición de cuentas, en un contexto en el que la población exige respuestas claras sobre los problemas que afectan al país. La falta de transparencia, sumada a las controversias por el control del Congreso sobre otras instituciones del Estado, han deteriorado aún más la percepción pública sobre la democracia en el Perú, afectada por un sistema político capturado por intereses corruptos.

Finalmente, cuando Boluarte decidió romper su silencio con una conferencia de prensa, su actitud fue vista como prepotente y evasiva. Lejos de aclarar las dudas de los periodistas, su comportamiento reforzó la idea de una líder desconectada de la realidad del país. Las tensiones con los medios, sumadas a las investigaciones en su contra, reflejan un gobierno que, en lugar de generar confianza, profundiza la desilusión entre los ciudadanos. En este escenario, el futuro de la gestión de Boluarte parece cada vez más incierto, y su capacidad para revertir esta crisis es puesta en duda tanto dentro como fuera del Perú.

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