La amargura de Candy en señal abierta

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Enciendo la televisión al mediodía y reina un estribillo de reguetón: “Pide que la empuje que el pelo le desordene, que la encadene que a la cama la condene…”. Los reguetoneros de Plan B mandaron al olvido el “Papi deja de fumar” de Nubeluz y “Detalles” de Oscar D’León.

Con esta canción, programas como Amor, Amor, Amor, promueven la relación mujer fácil-hombre macho, con la elegante degradación femenina, hoy llamadas “Candy”, cortesía de Plan B.  Entre los muchos segmentos del programa de farándula así lo demuestran, al insultar a una mujer en señal abierta al ritmo de esta canción.

 

https://www.youtube.com/watch?v=fdgPHLO0sRs

 

Para María del Carmen Salcedo, consultora de Com VoMujer, estos programas violentan la dignidad de las mujeres. “Con este adjetivo se agrede a la mujer, por el solo hecho de tener una libertad de decidir con quién estar. Pero ¿Por qué no se hace lo mismo con los hombres? Se difundió tanto el término ‘Candy’ que se hizo normal llamar así a una mujer”, reflexiona.

 

 

Solo dos ejemplos. Sin acudir al Reniec, las modelos Millet Figueroa y Sheyla Rojas, y la bailarina colombiana Greisy Ulloa, ahora se llaman “Candy”. Para los programas de espectáculo, sus escándalos personales de supuestos tríos amorosos las ubican en el rubro de ninfómanas y de vida fácil. La población así lo asume.

Un reciente estudio de Concortv, nos da algunas pistas de lo que hoy consume nuestro cerebro, cuando nos dice que un tercio de la población de 7 a 16 años – sin distinción de clase – ve televisión entre la 1 y 3 de la tarde, el nuevo horario estelar de la farándula antidignidadfemenina. Además, más de la mitad de las mujeres del Perú sienten que la televisión les da una mala imagen.

 

Investigación realizada por CONCORTV del 2013

 

“Los programas de espectáculos en horario familiar influyen sobre los niños, al mostrar al hombre como el ‘macho alfa’ ante una mujer sumisa que llora por él y que es condenada por relacionarse con varios hombres”, refiere María del Carmen Palizo, también consultora de Com VoMujer.

 

 

Paradójicamente, en los foros y redes sociales estos programas son calificados de “basura”, pero la alta sintonía las mantiene con vida en las pantallas, gracias al tubo de escape de la autoregulación de contenidos, por la falta de una ley que mande a un corte (sin regreso) los programas que contribuyen a la denigración del sexo femenino.

Para la reconocida comunicadora Rosa María Alfaro, directora de Calandria, el Estado debe intervenir en la programación televisiva a través de concursos de contenidos educativos.

“Primero, debería hacerlo el canal 7. Es decir, debe ser una inversión del Estado. Por ejemplo, en Chile existe una comisión gubernamental, formada por gente que no es del gobierno, que organiza concursos públicos anuales donde se «licitan» los recursos para invertir en un año de producción de los mejores programas piloto de todos los rubros, incluido el infantil. Entonces, ¿por qué aquí no?”, manifestó al Blog de Noticias Inversión en la Infancia.

 

 

 

 

 

 

 

 

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